"La realidad es que tenemos un territorio muy cerrado que debemos orientar hacia el futuro"
El planeamiento general urbanístico tiene 47 años y ha quedado obsoleto para afrontar los retos de futuro. Por otra parte, la Ley del Área Metropolitana de Barcelona establece la competencia de la redacción del planeamiento general.
Respecto a los retos que debe abordar el Plan Director Urbanístico (PDU), en primer lugar debe adecuarse el instrumento que permita actualizar el modelo de ciudad, aunque el reto central consiste en saber cómo crecer sin ocupar más territorio (el 48 % del territorio está ocupado y el resto es un espacio natural protegido casi en su totalidad; por lo tanto, las opciones de nuevo crecimiento son limitadas). Otro reto relacionado con este es hacer que la pieza central gane dimensión y que la calidad urbana se extienda más allá de las rondas sin reducir la funcionalidad de las infraestructuras de movilidad. Un tercer reto es extender los ejes del transporte público que faciliten el funcionamiento del conjunto de la ciudad metropolitana. El cuarto son los espacios de actividad económica donde se desarrolla el conocimiento. El quinto es la infraestructura verde, acercar los espacios naturales a la puerta de casa con el eslogan "ecología, ocio y producción". Y finalmente, entraríamos en la resiliencia del territorio: nos tenemos que plantear cómo mantener un espacio central para la economía, para el ocio del ciudadano y como ecosistema propio del área metropolitana.
El PDU es complejo, ya que afecta a 36 municipios. La singularidad de cada municipio se plantea desde un proceso de aproximación, de maduración y de resolución de las complejidades del territorio. Se estudia un cambio de paradigma de la gestión del planeamiento y hay que dar respuestas inmediatas, porque la situación es muy dinámica y las circunstancias cambian rápidamente.
Para definir el Plan Director Urbanístico, se ha actuado en tres fases: en una primera fase se llevaron a cabo workshops con más de 3.000 profesionales, algunos de todo el mundo, que nos permitieron conocer las tendencias del urbanismo y de los que se han hecho unas publicaciones. Estos workshops terminaron con una exposición abierta, visitada por más de 30.000 personas, a partir de la cual se han celebrado otras exposiciones en diferentes ciudades del mundo (Boston, Shanghái, Toronto, Chicago...). Y ahora se presenta en los diferentes municipios metropolitanos para abrir el proceso al debate y a la participación ciudadana. En una segunda fase, el equipo del PDU ha realizado un trabajo interno y ha organizado unas mesas en las que se han tratado temas concretos con expertos. Y la última fase es la de redacción del Plan Director Urbanístico, su tramitación, su aprobación inicial y su aprobación definitiva.
El papel de los ciudadanos es decir qué ciudad quieren para el futuro, partiendo de las circunstancias sociales y medioambientales reales. Abrimos el debate a entidades académicas, sociales, económicas y empresariales, así como a asociaciones y grupos políticos, teniendo en cuenta las particularidades del territorio.
Respecto a los retos que debe abordar el Plan Director Urbanístico (PDU), en primer lugar debe adecuarse el instrumento que permita actualizar el modelo de ciudad, aunque el reto central consiste en saber cómo crecer sin ocupar más territorio (el 48 % del territorio está ocupado y el resto es un espacio natural protegido casi en su totalidad; por lo tanto, las opciones de nuevo crecimiento son limitadas). Otro reto relacionado con este es hacer que la pieza central gane dimensión y que la calidad urbana se extienda más allá de las rondas sin reducir la funcionalidad de las infraestructuras de movilidad. Un tercer reto es extender los ejes del transporte público que faciliten el funcionamiento del conjunto de la ciudad metropolitana. El cuarto son los espacios de actividad económica donde se desarrolla el conocimiento. El quinto es la infraestructura verde, acercar los espacios naturales a la puerta de casa con el eslogan "ecología, ocio y producción". Y finalmente, entraríamos en la resiliencia del territorio: nos tenemos que plantear cómo mantener un espacio central para la economía, para el ocio del ciudadano y como ecosistema propio del área metropolitana.
El PDU es complejo, ya que afecta a 36 municipios. La singularidad de cada municipio se plantea desde un proceso de aproximación, de maduración y de resolución de las complejidades del territorio. Se estudia un cambio de paradigma de la gestión del planeamiento y hay que dar respuestas inmediatas, porque la situación es muy dinámica y las circunstancias cambian rápidamente.
Para definir el Plan Director Urbanístico, se ha actuado en tres fases: en una primera fase se llevaron a cabo workshops con más de 3.000 profesionales, algunos de todo el mundo, que nos permitieron conocer las tendencias del urbanismo y de los que se han hecho unas publicaciones. Estos workshops terminaron con una exposición abierta, visitada por más de 30.000 personas, a partir de la cual se han celebrado otras exposiciones en diferentes ciudades del mundo (Boston, Shanghái, Toronto, Chicago...). Y ahora se presenta en los diferentes municipios metropolitanos para abrir el proceso al debate y a la participación ciudadana. En una segunda fase, el equipo del PDU ha realizado un trabajo interno y ha organizado unas mesas en las que se han tratado temas concretos con expertos. Y la última fase es la de redacción del Plan Director Urbanístico, su tramitación, su aprobación inicial y su aprobación definitiva.
El papel de los ciudadanos es decir qué ciudad quieren para el futuro, partiendo de las circunstancias sociales y medioambientales reales. Abrimos el debate a entidades académicas, sociales, económicas y empresariales, así como a asociaciones y grupos políticos, teniendo en cuenta las particularidades del territorio.