Las áreas de centralidad suelen tener unas características claramente definidas: densidades razonables, mezcla de usos, acumulación de funciones con equipamientos sociales, espacios libres y accesibilidad. Son espacios de atracción y de oportunidades para el mercado de trabajo y, por lo tanto, se pueden definir como espacios de sociabilidad intensa.

El área metropolitana de Barcelona es un territorio policéntrico, con heterogeneidad de centros. En este sentido, son relevantes tanto los centros históricos como las centralidades más contemporáneas vinculadas a las nuevas dinámicas metropolitanas, así como los espacios abiertos. La forma de abordar esta diversidad de centros puede ser la gran aportación que el planeamiento metropolitano puede hacer al nuevo urbanismo.

Otro aspecto importante para estas nuevas relaciones ciudadanas es la vinculación entre los centros. Por este motivo, hay que apostar por un transporte público de primer orden y por reforzar las redes de vías y avenidas metropolitanas que unan esta constelación heterogénea de centros.