Cuarenta años de planeamiento urbanístico

¿Qué es el Plan General Metropolitano? ¿De qué forma ha transformado la metrópolis y qué legado urbanístico ha dejado como punto de partida para la redacción del Plan director urbanístico metropolitano?

Del PGM al PDU

Del PGM al PDU

QUÉ ES EL PGM-76


El Plan General Metropolitano de Ordenación Urbana (PGM) es una herramienta de planeamiento urbanístico que ordena los usos y las formas sobre el territorio metropolitano que integraba la anterior Entidad Municipal Metropolitana de Barcelona, compuesta por un total de 27 municipios. Aprobado por la Comisión Provincial de Urbanismo de Barcelona el 14 de julio de 1976, los poderes políticos, los agentes económicos y la sociedad civil se han servido de esta herramienta para modernizar la metrópolis y su complejo sistema territorial; es decir, para construir la ciudad de la que disfrutamos actualmente: una metrópolis de ciudades de gran relevancia europea.

Gracias a más de cuarenta años y a más de 1.200 modificaciones del PGM, el territorio ha experimentado una transformación muy significativa. Así, entre otros aspectos, se ha duplicado el suelo urbano construido, se han implantado nuevas infraestructuras y se han mejorado las dotaciones y los servicios de muchos barrios. El PGM ha sido —y sigue siendo— un plan que se ha centrado en el empleo de nuevos espacios para el crecimiento urbano y la implantación de infraestructuras y servicios. Ahora el PDU deberá actuar en la ciudad ya construida y asumir otros retos, como la renovación urbana, la disminución de las desigualdades de los tejidos y la mejora de la biodiversidad del sistema de espacios abiertos (que representan más del 52% del territorio).

El PGM ha moldeado una cultura urbanística que ha comportado numerosos beneficios para el territorio y la ciudadanía. Ahora, sin embargo, se impone la necesidad de redefinirlo para adecuarlo a las necesidades urbanas, ambientales, sociales y económicas, así como a las nuevas demandas tecnológicas. Se precisa una planificación urbanística que comprenda la complejidad de los procesos urbanos interrelacionados en un ecosistema metropolitano y que, por consiguiente, actúe de un modo integral, estratégico y transversal. 

UN VIAJE A LO LARGO DE LOS 41 AÑOS DEL PGM-76

Infraestructuras:




Las autopistas que empezaron a construirse a principios de la década de 1970 se han terminado. Las nuevas rondas de Barcelona, desde 1992, han transformado profundamente el uso de la ciudad metropolitana, al tiempo que variantes y grandes vías ofrecen conexiones inéditas a las distintas ciudades.

Los trenes no han experimentado cambios significativos, pero se ha abierto una variante en el Vallès para las mercancías y ha llegado la alta velocidad, aunque todavía está pendiente construir una gran estación. La red de metro se ha extendido en el ámbito central con la voluntad de subsanar un déficit enorme.

Mientras tanto, se han vuelto a introducir los tranvías como líneas de aportación de usuarios a la red. Las vías para bicicletas están incorporando un nuevo modo de desplazarse que, además, se emplea en los espacios naturales y en el tiempo de ocio.

Renovadas la red de alcantarillado y las depuradoras, el metabolismo metropolitano ha procurado ser una ingeniería fiable con nuevas incineradoras, estaciones de generación de energía y espacios para la gestión de residuos.



Grandes piezas:




Grandes construcciones y nuevos distritos metropolitanos caracterizan a la metrópolis. El puerto y el aeropuerto han seguido creciendo. Los nuevos polígonos industriales contribuyeron a la mejora de muchos barrios obreros durante las sucesivas e importantes reconversiones del sistema productivo. Nuevas grandes plazas y nuevas avenidas articulan espacios de actividades terciarias en los municipios.




Tejidos:




En los centros urbanos, se han domesticado y urbanizado sistemáticamente calles y avenidas, se ha multiplicado el espacio de las aceras y se ha aumentado el arbolado. Llegado el caso, se han construido falsos túneles para preservar las condiciones ambientales de barrios demasiado expuestos.

Las ciudades han visto crecer nuevos barrios que incorporan parques y servicios, al tiempo que se han transformado y densificado tejidos en las áreas centrales. Los espacios verdes se han multiplicado por doquier, vinculados a áreas de equipamiento.

La ciudad central se ha ensanchado y ha ganado presencia para seguir siendo el corazón de este organismo inmenso que late con precisión y que se llama Barcelona.



Espacios abiertos:




Se ha mantenido de forma impecable la gran reserva forestal de Collserola y la actividad agrícola en el delta del Llobregat. Las playas han recuperado su esplendor, y los cauces de los ríos, empezando por el Besòs, han renacido y se han abierto al uso ciudadano.