A partir de una lectura de distintos aspectos de la ciudad construida metropolitana, se propone regular los asentamientos urbanos atendiendo a las distintas realidades detectadas y persiguiendo mejorar el confort y la eficiencia, tanto para la población residente como para la trabajadora.
ASENTAMIENTOS URBANOS
Por lo tanto, la atención a la realidad construida adquiere un protagonismo primordial, y lo primero que aborda la propuesta es la identificación y la contextualización que condicionarán la regulación de los tejidos residenciales y de actividad económica. En este sentido, se efectúa una lectura y un reconocimiento de los tejidos existentes desde distintas ópticas: la morfología, la función, la localización relativa y el rol metropolitano.
Estos cuatro componentes de partida definen la realidad urbanística de los asentamientos, y esta realidad condiciona las decisiones que deberán tomarse con respecto a los dos componentes clave de los asentamientos: la relación proporcionada entre forma-usos de la ciudad; y los niveles mínimos de dotaciones socioambientales.
LECTURA Y RECONOCIMIENTO DE LA CIUDAD CONSTRUIDA
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Partiendo de un análisis de las distintas tipologías de edificaciones, de los viales, de los espacios intersticiales y, en definitiva, del tipo de ciudad que conforman, se identifican cuatro grandes categorías morfológicas de tejidos residenciales (originarios, ensanches, bloques y unifamiliares) y dos de actividad económica (entre medianeras y aislado).
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A partir de la compatibilidad de los usos definidos por el planeamiento vigente, en la metrópolis se han ido configurando tejidos diversos que pueden clasificarse en dos categorías principales: la ciudad especializada y la ciudad mixta. En cada una de ellas se define la función principal, sea residencial o de actividad económica.
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Para responder a las diferencias manifiestas entre tejidos morfológicamente similares pero con contextos territoriales distintos, la propuesta los clasifica según los tres modos de vivir (residir y producir) identificados en el diagnóstico: las ciudades en continuidad en la llanura, las ciudades nodales entrelazadas y los paisajes de baja densidad.
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REGULAR PARA MEJORAR LA HABITABILIDAD Y LA COMPETITIVIDAD
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Una relación proporcionada entre forma y función es aquella que permite concordar la edificabilidad con las intensidades de los usos. Los valores que se propongan diferirán en función de la clasificación de los tejidos establecida y su situación territorial, y según los distintos niveles de accesibilidad y de centralidad.
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Se propone definir cuantitativamente (mediante unos estándares, según las necesidades locales y metropolitanas) y cualitativamente (según unos niveles mínimos en proximidad) lo que es considerado como dotaciones socioambientales básicas de los tejidos metropolitanos: la vivienda eficiente y asequible, los espacios públicos saludables e inclusivos, y los equipamientos en proximidad.
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