MOVILIDAD E INFRAESTRUCTURAS DEL TRANSPORTE

La red de movilidad del ámbito metropolitano es densa y capilar, permitiendo más de 10 millones de desplazamientos diarios. Estos flujos de movilidad son el reflejo de la accesibilidad y la integración de este territorio: incrementan las oportunidades y las posibilidades de elección de la población.

MOVILIDAD E INFRAESTRUCTURAS DEL TRANSPORTE
  • ¿DÓNDE ESTAMOS?
    La forma de vivir y la de desplazarse están interrelacionadas: los efectos de una condicionan a la otra. Con todo, el urbanismo y la movilidad son disciplinas que tienden a planificarse de forma independiente. En la Edad Media, las ciudades estaban pensadas para ir a pie; durante el siglo XIX, con la expansión de las ciudades, para ir en transporte público y en carruaje; y, posteriormente, en el siglo XX, se planificaron desde la lógica del automóvil, con un crecimiento disperso y la implantación de una extensa red de vías y carreteras.

    En la actualidad, en la metrópolis de Barcelona residen 3,2 millones de personas, que efectúan más de 10,2 millones de desplazamientos diarios. Junto con los de mercancías, estos desplazamientos representan más del 28% de las emisiones de CO2 en Cataluña, por lo que tienen unos impactos que afectan gravemente a la salud, al medio ambiente, a la economía y a la equidad social.

    Del desarrollo de la ciudad han derivado la dispersión urbana (las personas viven más lejos y más separadas las unas de las otras), la fragmentación territorial de los barrios y los espacios abiertos debido a las infraestructuras, un gran consumo de recursos energéticos y de espacio público, y numerosos efectos nocivos para la población (emisiones, ruido, incremento de la temperatura, etc.), que afectan seriamente a la habitabilidad urbana.
  • ¿HACIA DÓNDE VAMOS?
    El PDU metropolitano propone consolidar una metrópolis más compacta, con un modelo de proximidad que acerque las actividades a las personas y efectúe un consumo racional de los recursos.

    Necesitamos una red de infraestructuras integrada en su entorno, que restaure la conectividad ecológica y recupere la habitabilidad del espacio viario para el uso ciudadano, además de garantizar la movilidad para los peatones y las bicicletas. Queremos una red de transporte público colectivo que vertebre la metrópolis y canalice buena parte de la movilidad que actualmente se efectúa en automóvil.

    Por lo tanto, se precisará un planeamiento urbanístico amplio y transdisciplinario, que integre las necesidades y prioridades que tiene la movilidad, y que sea capaz de repensar las infraestructuras y los modos de transporte en coherencia con la forma en que habitamos la metrópolis, para poder encontrar sinergias y reducir así los impactos negativos en el medio ambiente y en la salud de las personas.
En el área metropolitana de Barcelona se realizan 12,3 millones de desplazamientos diarios. Esta cifra permite formarse una idea de la importancia de la movilidad en las interacciones sociales y económicas en la metrópolis. La movilidad es fruto, por un lado, de un modelo de ocupación del suelo que ha seguido patrones diversos con respecto a la segregación de usos y a la densidad urbana, y, por otro, del nivel de la oferta de infraestructuras y de servicios de movilidad que permite esta segregación, con la consiguiente reducción de los tiempos de viaje y el incremento de la cobertura territorial que conlleva, en especial con respecto a la movilidad en automóvil.

El sistema de movilidad descrito genera retos importantes. Algunos de ellos se refieren a la gestión de la movilidad o al planeamiento sectorial de infraestructuras y servicios. Muchos otros, sin embargo, presentan unas vinculaciones urbanísticas importantes; de ahí que el urbanismo pueda revertir el actual modelo de movilidad mediante la creación de unos asentamientos más equilibrados, la consolidación de las continuidades metropolitanas a escala humana, la mejora de la habitabilidad de los tejidos urbanos y, en general, la consecución de una movilidad eficiente mediante los recursos existentes.
  • MOVILIDAD GLOBAL - LAS GRANDES INFRAESTRUCTURAS
    El territorio del área metropolitana de Barcelona constituye un importante nodo de movilidad del ámbito mediterráneo y europeo. Es el punto más complejo de Cataluña y donde se concentran las grandes infraestructuras, como el puerto, el aeropuerto, el tren de alta velocidad y las principales autopistas y autovías.

    Estas grandes infraestructuras deben superar la dificultad de encaje con los diferentes asentamientos urbanos y los espacios abiertos. Además, el territorio es limitado y las perspectivas de crecimiento de estas infraestructuras obligan a pensar el territorio catalán como una gran red de infraestructuras.

    Conexión del área metropolitana con el mundo
  • MOVILIDAD METROPOLITANA - EL TRANSPORTE PÚBLICO VERTEBRADOR
    El área metropolitana ejerce una influencia muy significativa en el resto de la región en términos de movilidad, pero el comportamiento en el resto de la región también influye en el área metropolitana. Los costes de movilidad de escala regional son muy favorables al automóvil, después de años de inversiones en infraestructuras viarias. Esta situación se traduce en un reparto modal de desplazamientos regionales que se decanta claramente por el vehículo particular.

    Por otro lado, el transporte público se articula conforme a un modelo radial, que dificulta un desarrollo en red, y conviene repensarlo en función del desarrollo urbanístico que deseamos. Al respecto, la red ferroviaria puede convertirse en uno de los principales vectores de la movilidad metropolitana, y la red viaria disfruta del potencial necesario para transformarse en una red de transporte público en superficie.

    Transporte público
  • MOVILIDAD URBANA - LA ESTRUCTURA SOCIAL
    En los últimos años, muchos de los asentamientos metropolitanos han experimentado una pérdida de la escala humana. Esta dimensión humana se basaba en unas continuidades urbanas, en unas calles con densidades moderadas de actividades y personas y en unos espacios públicos de calidad que posibilitaban la movilidad activa y el transporte público. Actualmente, sin embargo, el exceso de tráfico, las infraestructuras de la movilidad y la segregación de usos han roto algunas de estas continuidades. Por lo tanto, un reto fundamental consiste en recuperar la cohesión metropolitana, con una estructura urbana y social que conecte centralidades mediante avenidas y calles.

    La reducción de los flujos de tráfico es indispensable para recuperar espacio del sistema viario y destinarlo a la movilidad sostenible y a otras actividades y usos públicos. En la actualidad, más del 20% del suelo urbano del área metropolitana de Barcelona está destinado a un uso viario, y la mayor parte de él está ocupado por la movilidad privada. A ello habría que sumar también la superficie destinada a aparcamientos privados y públicos. Por consiguiente, se convierte en un reto urbanístico minimizar la ocupación del espacio público que responde directamente a las infraestructuras de movilidad.
    Ejemplo de minimitzación del espacio viario
En cuanto a la movilidad y a las infraestructuras de transporte, del diagnóstico del territorio metropolitano se desprenden unos retos que el planeamiento debe abordar en función de sus objetivos generales y de su capacidad de actuación.

Tras la valoración y la elección final de las diversas alternativas, el PDU está en condiciones de abordar los retos planteados y de terminar de perfilar sus propuestas.

Estas propuestas se definen con el nivel de concreción que corresponde a un avance, en el apartado de propósitos, el cual se ha estructurado con arreglo a cuatro grandes categorías de componentes: los {C}{C}{C}{C} elementos estructurantes, el mosaico agroforestal, los tejidos urbanos y los ámbitos de actuación.
ACCESIBILIDAD Y REDES DE TRANSPORTE PÚBLICO
Esta cartografía se ha realizado a partir de los planos «I.16.1 Redes de transporte público» y «D.IV.01 Accesibilidad en transporte público», que forman parte de la documentación gráfica del documento de Avance.
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