Es necesario a causa del agotamiento del planeamiento vigente —el PGM—, que después de más de cuarenta años de servicio, durante los cuales ha disfrutado de flexibilidad para asumir la introducción de cientos de modificaciones y el desarrollo de múltiples y diversas figuras de planeamiento derivado, acaba cediendo ante la incapacidad de hacer frente a nuevos retos.

Es deseable, a fin de garantizar unas reglas de juego claramente definidas y unas prioridades en el desarrollo urbanístico y territorial, para que las voluntades y demandas de los diversos agentes que intervienen en él sean compatibles. Los efectos negativos de carecer de un planeamiento actualizado y ambicioso han sido comprobados y contrastados.

Finalmente, es posible elaborarlo, aunque parezca una obviedad, dada la confluencia de tres argumentos clave difíciles de alcanzar de un modo conjunto. En primer lugar, gracias a la dilatada experiencia y a la práctica en planeamiento acumulada por personal técnico y administraciones en los últimos años y que se ha hecho llegar a escuelas y universidades, traduciéndose en la existencia de un capital humano con un nivel de conocimiento que permite abordar este reto. En segundo lugar, gracias a la existencia de un soporte de información y de la tecnología necesaria para su tratamiento en un grado del que hasta ahora se había carecido. Por último, una capacidad política, jurídica y administrativa, que emana de la Ley del Área Metropolitana de Barcelona, aprobada por el Parlamento de Cataluña en el año 2010, y que otorga las competencias para la elaboración del plan.