COHESIÓN SOCIAL Y VIVIENDA

La cohesión social se puede interpretar, de un modo sintético, como la relación entre los miembros de una colectividad, en tanto que individuos entre sí y como grupo. Una ciudad pensada para las personas es una ciudad que combate la desigualdad social y acepta la diversidad, admitiendo diferentes maneras de vivir. Mediante la intervención en el territorio se puede contribuir a mejorar la cohesión social de la población.

COHESIÓN SOCIAL Y VIVIENDA
  • ¿DÓNDE ESTAMOS?
    En la metrópolis de Barcelona viven más de 3,2 millones de personas. El parque de viviendas en el que residen está integrado por 1,3 millones de unidades y no conforma un tejido urbano uniforme, sino que se compone de tejidos de distintos tipos, con necesidades y requerimientos diversos. Este territorio acoge formas urbanas propias de la ciudad compacta mediterránea —edificios alineados en la calle— y otras más recientes, como bloques o casas unifamiliares, nacidas principalmente a raíz de las oleadas migratorias llegadas a partir de la década de 1940.

    Además de crecer en términos cuantitativos a lo largo de las últimas décadas, también han variado las características sociodemográficas de la población que vive en dicho territorio. La diferencia y la diversidad son valores de la sociedad metropolitana actual, pero cuando esta diferencia se plasma territorialmente en forma de segregación urbana, los problemas que se derivan de ella afectan al conjunto de la metrópolis. En el área metropolitana aún se pueden identificar concentraciones de población por razón de origen, religión y, especialmente, capacidad económica.

    La desigualdad social y la pobreza se han visto agravadas notablemente en los últimos años por el incremento del paro y las limitaciones del sistema de protección social, llegando a crear graves situaciones de emergencia habitacional. De este modo se ha revertido un largo proceso de cohesión social que se inició con la recuperación de los ayuntamientos democráticos.

    Aunque los procesos que inciden en la cohesión social son múltiples y transversales, el planeamiento urbanístico puede hacer hincapié en algunos aspectos con miras a reducir las desigualdades. Mejorar la proximidad a los equipamientos básicos y a los espacios libres de calidad y promover el acceso a la vivienda son los más destacados de ellos.
  • ¿HACIA DÓNDE VAMOS?
    El PDU se plantea como objetivo facilitar el derecho de la población a la vivienda y a la ciudad. Para conseguirlo, es necesario garantizar el acceso de la ciudadanía a la vivienda, y su permanencia en ella, mediante la dotación de viviendas asequibles para las capas más desfavorecidas. No obstante, es importante evitar la concentración de las promociones de viviendas protegidas, ya que ello podría dar lugar a procesos de segregación.

    Junto a la vivienda, el planeamiento también debe prestar especial atención a las características del espacio público a fin de garantizar su calidad y potenciar en él la función de intercambio y de convivencia que favorece la integración social. La supresión de barreras físicas y psicológicas, la consolidación de espacios de relación que promuevan la cooperación ciudadana, la valorización de los parques de borde entre la ciudad y el medio natural en los barrios más periféricos, y el urbanismo inclusivo con perspectiva de género deben ser principios orientadores de las actuaciones en el espacio público.

    Por último, los servicios y equipamientos deben garantizar la cobertura del conjunto del territorio, en especial de las áreas con niveles de renta más bajos, dado que la población que reside en ellas disfruta de una menor capacidad para acceder a una alternativa que le permita satisfacer sus necesidades sanitarias, culturales, educativas, de ocio o de transporte.
Mediante el reconocimiento de la ciudad construida, de los valores y las capacidades del territorio, y con el diagnóstico de las necesidades de la población metropolitana a partir del análisis de los asentamientos urbanos en los que dicha población reside, el modelo de desarrollo de la futura ciudad metropolitana podrá mejorar muchos de los aspectos urbanísticos susceptibles de incidir en la cohesión social..
  • La población metropolitana
    Actualmente, en 32.496 ha del suelo del territorio del área metropolitana de Barcelona viven en torno a 3,2 millones de habitantes. En estas últimas décadas, la evolución y la dinámica territorial han experimentado modificaciones significativas que deberán tomarse en consideración en un futuro inmediato.

    La evolución de la estructura de la población indica un envejecimiento notable, marcado por un descenso sostenido de la natalidad y un incremento de la esperanza de vida. Este aumento del número de personas mayores conlleva una determinada demanda de servicios y equipamientos en los próximos años. Asimismo, aunque el desarrollo urbanístico de las últimas décadas ya ha proporcionado a la mayor parte de la población los equipamientos básicos necesarios, este abastecimiento no siempre se produce en proximidad.

    En los últimos diecisiete años se ha producido un aumento del 12% de la población extranjera, el 73% de la cual es extracomunitaria. El envejecimiento progresivo y el descenso de la población activa autóctona hacen prever que continúe aumentando la población recién llegada, en especial la de origen extracomunitario.
    La población metropolitana


    La creciente complejidad de la sociedad metropolitana también hace prever cambios en la estructura de los hogares, que exigen nuevos requerimientos en materia de vivienda. Se ha producido un incremento en el número de hogares unipersonales y una reducción de su tamaño medio.
    La población metropolitana

    Las condiciones económicas, el mercado de la vivienda y los vínculos familiares son factores que han contribuido a la actual distribución territorial de la población. Esta distribución presenta algunas áreas con concentración de hogares de rentas bajas que requieren una atención especial, puesto que son más susceptibles de sufrir una segregación social.

    La mitad de la población metropolitana en edad de emancipación no puede hacer frente al pago de una vivienda, mientras que se estima que únicamente el 1,5% del parque existente se puede considerar vivienda social. Las crecientes dificultades para acceder a la vivienda y no perderla obstaculizan alcanzar el objetivo de solidaridad urbana.

    Por otro lado, un mantenimiento adecuado de los hogares mejora la calidad de vida de las personas. Por consiguiente, es preciso fomentar la rehabilitación del parque de viviendas de cara a incrementar la eficiencia energética, la accesibilidad y el confort.

    En resumen, una parte de la población metropolitana experimenta dificultades de acceso a la vivienda o a los servicios y dotaciones básicos, y algunos tejidos urbanos presentan problemas de habitabilidad, vitalidad, envejecimiento del parque residencial o integración urbana. Estas situaciones influyen directamente en los procesos de segregación socioespacial.
  • La ciudad metropolitana
    El Plan director urbanístico se presenta como un plan de oferta que, a través de las capacidades del territorio, pretende dar respuesta a las necesidades de la población metropolitana.

    En el territorio del área metropolitana de Barcelona se identifican identidades múltiples y muy distintas, que juntas deben compartir la misma conciencia metropolitana. La aceptación del valor de esta complejidad realza las especificidades y singularidades, al tiempo que marca la diferencia.

    El reconocimiento de la ciudad construida se ha realizado a través del estudio de cuatro aspectos urbanísticos que, combinados entre sí, explican esta complejidad, y que se han identificado como situaciones urbanísticas de los asentamientos urbanos: la forma y la función, pero también la situación relativa (tejidos segregados de la trama urbana o en continuidad con ella) y el rol metropolitano (las distintas realidades que comporta vivir en la metrópolis).

    La ciudad metropolitana

    Estas situaciones urbanísticas combinadas muestran realidades metropolitanas muy diversas y que requerirán estrategias diferenciadas para la mejora de la cohesión social.

    Por otro lado, la heterogeneidad del territorio y de sus municipios brinda un potencial de crecimiento desigual, que dependerá de los diferentes tejidos sobre los que se intervendrá, de la situación de los suelos pendientes de desarrollar y de la localización de avenidas metropolitanas y centros.
  • LAS NECESIDADES URBANÍSTICAS DE LA POBLACIÓN
    Mediante el urbanismo, aplicando determinadas propuestas sobre el territorio, se puede incidir en el fomento de la cohesión social y mejorar determinados aspectos de la vida de las personas. En total se han estimado siete de estos aspectos, que se consideran ámbitos urbanísticos de inclusión social:
    • Ámbito funcional: fomentando la proximidad entre el lugar de residencia y el de trabajo se puede reducir la movilidad generada.
    • Ámbito económico: favoreciendo el equilibrio entre la renta y el precio de la vivienda se puede mejorar la capacidad de los hogares para que disfruten de una vivienda digna.
    • Ámbito territorial: mejorando la continuidad física como valor clave se puede paliar la segregación espacial.
    • Ámbito dotacional: facilitando el acceso a equipamientos y servicios de calidad en proximidad se dota de servicios a la ciudadanía.
    • Ámbito relacional: generando espacios libres, de relación y vecindad en proximidad y con perspectiva de género, se favorece la calidad ambiental y se fomentan los vínculos sociales.
    • Ámbito habitacional: promoviendo la rehabilitación, la creación de viviendas asequibles y adecuando los modelos de vivienda a los distintos tipos de hogares se favorece el derecho a la vivienda.
    • Ámbito de la salud: fomentando entornos vitales saludables, accesibles, seguros y cohesivos se mejora la salud de la ciudadanía.

    Tomando como base los principios de equidad, perspectiva de género, proximidad y calidad, se han analizado las necesidades urbanísticas de la población que pueden incidir en la inclusión social, y se han determinado una serie de retos que se concretarán en diferentes actuaciones sobre el territorio.
Por lo que se refiere a la cohesión social, del diagnóstico del territorio metropolitano se desprenden unos retos que el planeamiento debe abordar en función de sus objetivos generales y de su capacidad de actuación.

Tras la valoración y la elección final de las diversas alternativas, el PDU está en condiciones de abordar los retos planteados y de terminar de perfilar sus propuestas.

Estas propuestas se definen con el nivel de concreción que corresponde a un avance, en el apartado de  propósitos, el cual se ha estructurado siguiendo cuatro grandes categorias de componentes: los elementos estructurantes, el mosaico agroforestal, los tejidos urbanos y los ámbitos de actuación.
ESTRUCTURA SOCIOMORFOLÓGICA RESIDENCIAL
Esta cartografía se ha realizado a partir del plano «DV01 Estructura sociomorfológica residencial», que forma parte de la documentación gráfica del documento de Avance.
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Tejidos residenciales
Esta cartografía se ha realizado a partir del plano «I.11.2 Tejidos residenciales», que forma parte de la documentación gráfica del documento de Avance.
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CENTROS METROPOLITANOS ESTRUCTURANTES

Esta cartografía se ha realizado a partir del plano «D.III.01 Centros metropolitanos estructurantes», que forma parte de la documentación gráfica del documento de Avance.

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